Lluisa Pla Oliveras

La pintura llegó por casualidad dos veces en mi vida: la primera en forma de caballete hallado en la buhardilla de casa, y desbordó aun más mi imaginación infantil y juvenil. La segunda vez me atrapó en plena madurez y con cambios vitales, y esta vez ya se asentó, me plantó cara y me obligó a admitirla como parte de mí. A la vez que me dio la oportunidad de explorar y descubrir otros campos, me abrió nuevas puertas y me permitió observar el complejo mundo del arte. Y aquí estamos. Estas obras son el fruto de esta complicidad, cuya simbiosis me otorga el privilegio de jugar, experimentar y divertirme sin trabas.